Esas manos, alas de paloma...
que con su batir suave, reconfortan,
esas manos, golondrinas,
que viven su libertad, asumiendo el compromiso
de transmitir la verdad,
La verdad, de un sentir apasionado, por hacer,
por aliviar el dolor, por proporcionar placer.
Y ese miembro dolorido que las siente,
las bendice agradecido, sonriente,
y el ánimo decaído, se levanta,
y de esas manos benditas,
todas sus delicias canta.
Esas manos...
las llamaron "masajistas",
terrible vulgaridad,
esas manos...
son poeta,
son cantor de la alborada,
son trovador de la noche,
mensajeras de los dioses,
son pregonero insaciable de paz y felicidad.
Esas manos...
nacieron con un destino, llevar a la humanidad,
un mensaje tan divino, y de tanta claridad,
que confundirse no puede con soez frivolidad.
Esas manos, pluma al viento...
que acaricia,
que vida dan a quien tocan,
como fresca y suave brisa.
Y sin embargo, esas manos,
no gritan,
no claman,
no reivindican derechos,
hacen su labor callada, sin lamentos.
¿Es su sino?
Esas manos, benditas,
que van pregonando a voces:
"Te amo", hermano,
contigo comparto el gozo, la pena,
Deja en ti cumpla el destino,
para lo que fueron hechas,
y luego,
camina,
pregona,
da de lo que recibiste, sin mesura...
de esas manos...