Cuando te encuentro tristeza derramo mi sentir, desahogando el dolor que llevo dentro de mí. Todas ellas se van, para ya no existir, en mi pecho solo vibra el quebranto de lo que me hecho a sufrir. Lagrimas escurridizas a donde vas, a un lugar desconocido, para hallar aliento o una sonrisa por donde te deslizas. Mi sufrimiento se pone a gemir hasta hallar una palabra, o un consuelo dentro de mí. Valiente lagrimas que se convierten en acero, ojos como el fuego ardes de calor, te pones fuerte, reflejando alegría en tu rostro. Cuando miras atrás solo el recuerdo sanado está, cicatrizadas heridas, llamando a la poderosa paz que nace y brilla en tu interior, de una misteriosa manera solo aparecerá.