Cubre mis ojos y lograré verte,
sella mis oídos y te escucharé.
Si me cortas los pies, llegaré a tí;
y aun sin boca alcanzaré a hablarte.
Aunque inmovilices mis brazos,
te estrecharé aun sin tener ayuda.
Mi corazón lo supliré por manos;
lo emplearé para poder acariciarte.
Y si mi cerebro arrojara llamaradas,
todavía te llevaría sobre mi sangre.
Si mi alma se extravía por la vereda,
mi llamada enseguida la escucharás.
Siempre seguiremos esclavizados,
porque este amor que me expresas
es amplio como es la misma gloria.
Querido mío, lo siento igual que tú.
Estos sentimientos son tan activos
como las ventiscas que aguantamos
en los días prolongados de invierno;
y al brotar la primavera, los gozamos.
Moldeo tus facciones con asiduidad,
sin usar ningún modelo para pintarte.
Sólo miro el lienzo, y logro plasmarte.
No me olvides, es un querer de verdad.