Escucha Hombre

Escucha Hombre

Escucha, hombre, el susurro del viento
colarse por la ladera,
como el lamento de un espectro
que arrastra su condena en la penumbra.
Escucha, hombre, el murmullo de las hojas
en los árboles,
como voces rotas de ancestros
que lloran su exilio en la tierra herida.

Escucha, hombre, el clamor de la tierra
que devastas,
es un grito ahogado en la negrura
de un final que se aproxima.
Solicitud de piedad
ante la barbarie del ecosistema,
actos criminales
por la mano del hombre contra sí mismo.
La vegetación muere, los peces mueren,
y los pájaros mueren.
La vida muere y tú también mueres…
con indolencia.

Las raíces se retuercen bajo la sombra,
como serpientes que buscan refugio
en un suelo convertido en tumba,
donde la esperanza se pudre en silencio.

El río, antaño espejo de la luna,
es ahora un hilo de sangre y ceniza,
y sus aguas arrastran recuerdos
de un mundo que se desvanece en la bruma.

El cielo, vestido de luto perpetuo,
llora estrellas apagadas por el humo,
y el sol, cansado de contemplar la ruina,
se esconde tras cortinas de tormenta.

Pero aún bajo el manto de la desesperanza,
late un último suspiro en la entraña del abismo:
¡Despierta, hombre!
Antes de que tu sombra sea lo único que quede
en la memoria rota del mundo.