Lo conoci cuando era
un esferico perfil,
en el vientre de su madre,
un bulto querido, acariciado.
Sus pies descalzos
hicieron travesuras blancas.
Y la luna acepto sonriente
sus dos ojos colorados.
Fu el bonete y la risa,
la pregunta y el capricho.
Asomaba a la manana
indagador e inocente.
Creyo en los frutos
que darian esas plantas,
su campo fertil.
asimilo la semilla.
Pero el no vio la flor,
tampoco a quien
le regalo la noche,
salteando el mediodia.
Hoy le llevan flores,
defensor de ideales.
su savia vital transmutada
en los jovenes rostros,
quedara como ejemplo.