El puente que pasaba el arroyo
de madera me aguardaba
todas las mañanas cuando a la escuela
con mis trenzas muy bien hiladas
de la mano de mi madre lo cruzaba.
Hoy volví a ese viejo puente,
recuerdos de mi infancia,
que quedaron prendido en mi corazón.
retornaron todo mis ilusiones,
que al cantar del río revivieron,
la candidez y los ensueños,
que en mi alma, una vez anidaron.
Hoy volvimos a reencontrarnos,
mi puente y yo,
el ayer y el presente,
el tiempo suspendido,
deslizándose como las aguas del río,
tiempo de mis sueños vírgenes,
mi pasado anclado en su madera.
Hoy te miro y te veo
desnudo de luz,
de ruidos y de juegos.