Tenía sed de regresar
al santuario de mi hogar
después de una larga ausencia,
cada fibra y cada nervio
de mi cuerpo ya cansado,
profundamente enraizados
en estas viejas paredes
de aroma tan familiar.
Tenía sed de retornar
a esta paz y este silencio,
tan sólo de que lo pienso,
lo reafirmo y lo contemplo,
brota de mi alma un suspiro
por cada rincón que miro
de este, mi sagrado templo,
mi refugio, mi heredad.
Por las noches, solitario,
en la atmósfera tranquila
de las horas de descanso
recorro, con mis recuerdos,
todas las habitaciones
y profundas emociones
reviven en mi conciencia,
de aquellos tiempos felices.
Y en el transcurso del día,
espacios llenos de luz
me abrigan en mi retiro
con destellos de zafiro
en las plantas y sus flores,
llenándome de alegría;
todo es calma y armonía,
arco-iris de colores,
¡y renace el alma mía
en la casa de mis amores!-