no finjas no conocerme
al cruzarnos por la calle
que mis manos en tu talle
dejaron buenos recuerdos,
y en esos recuerdos duermen,
no me escondas más tus ojos
cuando los buscan los míos,
es la mirada que ansío
para calmar mis enojos,
si a tu antojo me he rendido,
no voltees la cabeza
cuando vas con tu marido,
ese que nunca has querido,
y a tu preciada belleza
jamás se la ha merecido. * * *
Después de darnos un beso,
¿crees que puedo renunciar
a tus antojos de amar?,
¿que yo me puedo olvidar
si de tu amor estoy preso?
pues vivo pensando en eso,
y este preso va a lograr,
sin poderlo tu evitar
la libertad de otro beso.