Recibí una llamada de carácter urgente Que me presentara en casa de mi Padre, al llegar ví que había mucha gente Pues en esos momentos agonizaba mi Madre Sorpresivamente, así de pronto y sin dolor Recostada en su cama en un sueño del Que nunca despertó, como una rosa Que a sus pétalos se les va la vida y el color Solo alcancé a mirar que el doctor la atendía, Y todos en torno de mi Padre, que preocupado Esperaba apesadumbrado la noticia fatal que más temía En esa mañana soleada, cuando apenas era medio día Con rostro grave el médico comunicaba Que mi Madre de este mundo se alejaba, Y como un rayo que partía mi ser Recibí acongojado la triste noticia Con el alma a punto de desfallecer postrado ante su cuerpo inerte solo atiné a decir con ahogado acento por favor no vayas, no en este momento nos haces mucha falta, no te la lleves Dios regrésale la vida, devuélvele el aliento Madre mía no te vayas, no nos abandones no me dejes con la angustia de saber, que ya nunca mas tu rostro volveré a ver ni de tu cálida mano una caricia podré gozar, que ya jamás te daré y me darás un beso, ni de tu suave mirar obtendré la ternura y el embeleso. me duele que no podré corresponder por tus cuidados, por tus arrullos que delicadamente me prodigaste cuando era niño, cuando me meciste en la cuna, cuando para dormirme entonabas bellas canciones, gracias por tus desvelos, por tu cansancio y preocupaciones porque ya no podré recibir mas tus bendiciones, porque sé que siempre estuve en tus oraciones, y en tu viaje por la eternidad, detén tu camino y desde ahí, indícame el sendero por el que debo ir para estar otra vez contigo Porque quiero ir con la mujer que suavemente me cobijó en sus brazos, la que me colmó de besos, la que me dio el amor mas dulce, Sincero puro y sin engaños, La que siempre con cariño mi sueño veló La que con su sangre, y sufrimiento la vida me dio. Autor de la Poesía: Gualberto Alcántara Olalde