El cantar de una leve guitarra

España despierta
en el cantar de una leve guitarra.
Pasitos pequeños en el rocío
que el cielo deja
sobre el camino que besan mis pies.
Olivos eternos contemplan
las caricias que el Sol recibe
de los viñedos adormecidos.
Mis pasoso se aferran y
los caballos a sus amos se reverencian.
Novillos gentiles bailan
con las crines y fustas suavizadas.
Silencio en sus calles,
y una guitarra acompaña,
en su canto,
a los gorriones del alba.
Silencio quebrado
por el chirriar de un carro
viejo y cansado,
tras cientos de ajuares
buscando un futuro mejorado,
alegre y sin tanto llanto.
Los arroyos y lavanderas,
sonrientes amantes
de esas aguas y sus arenas.
Y testigo son de ello
sus remendadas prendas.
Horas ha que las bestias sudan,
con los trigos y otras siembras,
con el Sol empapando sus caras,
y el cante acortando sus jornadas.
Esa es mi España
Dios mío, y a ti se entrega.
Cada mañana te ruega
por mantener la salud
de su familia
y de sus fieles trabajaderas.
Cad noche te agradece
un día más de siesta
y de fuerza jornalera.
Y así lo hace mi España
desde que su nombre suena.
Silencio quebrado
por el chirriar de un carro
viejo y cansado,
tras cientos de ajuares
buscando un futuro mejorado,
alegre y sin tanto llanto.
Esa es mi España
Dios mío, y a ti se entrega.