Si cada uno de nosotros
mirásemos nuestras manos,
no veríamos sólo una palma
y cinco dedos.
Las manos,
son el espejo del alma,
con ellas gesticulamos,
las escondemos, nos engalardonamos;
sin ellas..,
¿Qué sería de nosotros?
Cuántas cosas nos permiten hacer,
innumerables…
y a veces por tanto forzarlas
las herimos sin querer.
Ellas son la expresión
de nosotros mismos,
las que concretan
el pensamiento.
Ahora, en este preciso instante,
mi mente le ordena que escriba,
y lo hace sin condición.
Si serán obedientes las manos…
Pero a veces,
mal usadas,
violentas son…
no son culpables,
sino los impulsos
e imposiciones que acata…
Una caricia,
un adiós,
un gesto cariñoso,
un apretón de manos,
una frase de aliento,
que se escribe sin pensar.
¡Qué cosas bellas logran las manos!
Y que sublimes son,
cuando se unen
para rezar…
Por eso las valoro tanto.
Una mano que se extiende…
siempre está dispuesta a ayudar.
¿Donde estas que ya no escribes? ¡ dinos que ha sido de ti!, es quizas que no pecibes el vacio que hay aqui.