QUIERO PONERTE NOMBRE

Mientras la piel (desplegada sobre briznas de espuma) se colma de incógnitos deleites, los sueños emergen sin sentido junto a los labios adormecidos de una historia casi desnuda; porque lejos de besos encendidos que se asoman leves, más allá de angustias desconocidas, quiero rasgar las horas dormidas callando soledades, para morder con mí voz queda la sombra inagotable de mil ansias. Quiero aquietar la risa dúctil que arrastra en su ignoto silencio la fantasía de capricho sublevados, lacerando la calma que se nutre de inciertas delicias al caer la tarde. Quiero arrasar la noche blanca cabalgando sobre el vientre de mi tiempo, fingiendo el torbellino de los versos que se esparcen ingrávidos en los labios humedecidos por el tiempo y el color de tus desvelos. Y mientras la piel (derramada sobre gránulos de escarcha) se sustenta de anónimas blanduras, quiero sujetar la brisa que escapa de tu insomnio para ponerte nombre.