Observo, pienso, miro,
contemplo, hallo, siento,
soy testigo del tiempo
que huye con el viento.
Este aire que no se detiene
a ser fotografiado,
que con una respiración
ya ha cambiado
y no será el mismo;
antaño era ligero,
ahora se torna agrio,
algún día será fuego,
hoy gobierna el hielo.
Desde mi atalaya estoy viendo
las bombas caer a cientos,
sería necio pensar
que nuestra no es la contienda;
los ladrones saquean, matan
y violan a gente sin tregua
sin razones ni respuestas,
las guerras son sus metas.
De pequeños jugábamos a batallas
con figuras de plomo,
y ahora mi amigo de andanzas
se mete en la boca del lobo,
donde las vidas se sortean,
los atentados se planean
desde una casa blanca,
donde lo único importante
no son las bajas humanas
sino los beneficios,
que estas les causan.
No, no vale la pena
ir al frente a luchar,
y el arma más valiosa
debe hacerse escuchar;
hablo de las palabras
que siempre nos dan la paz.
Giro, me siento, me tumbo,
duermo, sueño, despierto,
mi amigo de andanzas
vuelve, en el primer vuelo
en una caja de madera.