Florece un jazmín en tu mirada,
Dos rosas de nácar son tus ojos,
Y tu cabello de un castaño claro,
Parece un sueño, tierno y armonioso.
Tus labios de una juventud infinita,
Me hacen sentir estos deseos de besarte,
Y en la ternura de tu alma indefinida,
Tuve la certeza de que iba a enamorarme.
Tus pasos pausados, silenciosos,
Pusieron en mí, aquella esperanza,
Y hoy, después de tanto tiempo de no verte,
Nace en mi corazón un temor que se agiganta.
Tu boca con suavidad un saludo me ofrecía,
Y la mía indiferente, al saludo respondía,
Hoy, que estoy muerta de esperarte,
Positivamente sé,
que ya me enamoraste.