Dios y el Mal. Providencia o Abandono

1.
Señor, si es verdad que existes
Y nos amas como un Padre,
¿Por qué nuestro Mal permites?
¿Cómo ante nuestro Dolor,
Permaneces impasible?
De nuestro Dolor, Señor,
¿Qué Bien, a Ti y a nosotros
Se nos sigue?
Tanto y tanto Sufrimiento,
¿De qué Males nos redime?
Salvo sufrir.y sufrir.
Y no conocer el Gozo,
¿Qué Mal, Señor, te hemos hecho
Para que seas así
Con nosotros?
Este Dolor que nos mandas,
Sirve para que suframos.
Pero, ¿para qué más sirve,
Si sirve, Señor, de algo?
Señor, si no me lo dices,
Me sentiré Abandonado.
Me harás ser el Ser más triste
Y el menos Esperanzado.
Señor, Señor, si así fueras
Perdón de Dios no tendrías
Aunque el mismo Dios Tú fueras. 2.
El Mundo es Orden.
El Mundo es Armonía.
El Mundo es Perfección:
¡Se ve que lo ha hecho Dios!
Y se ve que lo ha hecho
Con Poder infinito.
Con infinito Amor.
De ese Amor infinito
Que mueve al Mundo, pues le mueve a Dios,
La Creación es Grito.
Y Anunciación.
Pero ese Mundo, a veces,
Se muestra tan injusto y tan cruel
Con los más inocentes y más débiles,
Que hace hacernos preguntas
A las que no podemos responder:
Si Dios nos ama y si Dios es Justo,
Un Mundo así, ¿lo pudo Dios hacer?
Aunque tanta Injusticia nos confunda,
Bueno y consolador es que pensemos
Que si el Reino de Dios no es de este Mundo,
Con criterios mundanos
A Dios no se le juzga.
¡Y es justo lo que hacemos los humanos!
Dios es paciente, pues como es Eterno,
Todo le está presente.
De Tiempo estamos hechos los humanos
Y por ser Tiempo, somos impacientes,
Pues lo que va a pasar, aún no lo vemos
Y una Justicia urgente reclamamos.
De Tiempo estamos hechos los humanos.
Somos las cosas que nos van pasando
Y a lo que es solamente pasajero
Le damos el valor de permanente.
Habrá un Final Gozoso y Justiciero,
Que tú y que yo aún no vemos,
Pero que Dios, desde Su Eternidad,
Antes ya de que llegue, lo está viendo.
Y en él, todo el Bien hecho
Tendrá su Premio.
Y en él, toda Injusticia
Tendrá Castigo.
Y en él, todas las Penas
Tendrán Consuelo.
Recorramos, pacientes,
Este largo Camino.
Démosle tiempo al Tiempo:
Después, ¡juzguemos!
Cada día que pasa
Está más cerca El Cielo
Para los que creemos
Que Dios nos ama
Y hará Benditos nuestros sufrimientos.
Y a nosotros con ellos. 3.
Si Dios es Providente,
¿Por qué, por qué consiente
Que pierda el Justo y gane el Delincuente?
Si Dios todo lo puede,
Si en todo está Su Voluntad presente,
Si a Su Voz de “hágase”, todo se hace,
¿Por qué niega sus Bienes a los Buenos?
¿Por qué libra a los Malos de los Males
Que por el Mal que hacen se merecen?
Si evitar puedo el Mal y no lo evito,
¿No cometo un delito
Del que me tendréis todos que acusar?
Si puedo hacer el Bien y el Bien no hago,
Si al que sufre le dejo abandonado,
¿Quién de vosotros no me acusará
De mal Cristiano y Hombre despiadado?
Si tal medida vale para el Hombre,
Para Dios, que es Amor y que es Justicia,
¿Quién me puede explicar por qué no vale?
¿Quién en su sano juicio y su razón
Me explica la razón
Que esta doble medida justifica,
Cuando se trata de juzgarle al Hombre,
Cuando se trata de juzgarle a Dios?
Mi vacilante Fe,
Mi confusa Razón titubeante,
Así a Dios le increpaban.
Y así me pareció
Que Dios me contestaba:
“Ten paciencia y espera.
Yo no paso de nada
Ni a nada permanezco indiferente.
Aplazo, simplemente, mi Respuesta
Ante el Mal que en el Mundo se comete”.
“Ten paciencia y espera
Yo no paso de nada,
En Mi todo se queda y permanece
Y, pues Tiempo no soy,
En mi el Tiempo no pasa
Ni puedo tener prisas.
Yo soy la misma Calma,
Calmando vuestras prisas”.
“Ten paciencia y espera,
Pues lo que, según tú, pasar debiera,
Ya es parte para Mi de lo que pasa,
Porque el futuro para Mi no cuenta
Y ante mis ojos todo está presente
Antes de que suceda”.
“Ten paciencia y espera,
Que Injusticia y Castigo,
Merecimiento y Premio
Yo veo al mismo tiempo.
Y eso me hace ser Justo,
Sin hacerme Impaciente”.
“Ten paciencia y espera,
No seas impaciente,
Porque verás el Premio Prometido
A los que el Bien hicieron
Y verás el Castigo Merecido
De los que Injustos con los Justos fueron”.
“Ten paciencia y espera.
No seas Impaciente.
Yo no estoy como el Hombre
Prisionero del Tiempo.
Yo lo estoy viendo todo
Y estoy todo midiéndolo,
Según principios sobrenaturales,
Que saltan de este Mundo
Y hasta El Cielo trascienden”.
“Ten paciencia y espera.
No seas Impaciente.
Con el Dolor, el Mal y la Injusticia
Yo puedo ser paciente,
Porque en la Nueva Vida,
Que para todos tras su Muerte empiece,
Se volverá en Justicia la Injusticia
Para, restablecida,
Ya nunca más romperse”.
“Ten paciencia y espera.
No seas Impaciente.
La Vida empieza
Cuando concluye
Y se hace Eterna.
No me juzgues, por tanto,
Hasta que yo te juzgue”.
“Ten paciencia y espera.
No seas Impaciente.
En Mi no es nunca nunca,
Porque en Mi es siempre siempre.
Nunca habrá en Mi ni un antes ni un después.
Por eso Mi Justicia llega siempre.
Y al llegar siempre, nunca llega tarde.
Llega, sencillamente.
Y, si llega, es bastante”.
Así me pareció que Dios me hablaba.
Y volvió a mí la Fe.
Con mi Razón, rebelde y sublevada,
Al fin, la paz firmé.
Y quedó mi Alma en calma.
Y para siempre mi Inquietud se fue. 4.
Acepta tu Mala Suerte.
Dios no va a librarte de ella
Por mucho que tú le reces.
Antes que hacer un Milagro
Dios va a respetar Sus Leyes
Y sufrirlas te ha tocado.
Mala Suerte. Mala Suerte.
Acéptalas resignado.
Sólo después de tu muerte
Sus Leyes habrá cambiado
Y habrá cambiado tu suerte.
Las que rigen en El Mundo
Sitio en El Cielo no tienen.
Por Desgraciado hoy te tienes.
Serás Bienaventurado
Cuando al Otro Mundo llegues
Y el Orden y la Justicia
Restablecidos contemples
Para todos y por siempre,
Que en Dios todo se eterniza. 5.
En los Campos de Exterminio
El Hombre se hizo inhumano
Y se envileció a sí mismo.
Hasta el final de los siglos,
Tendremos que recordarlo
Para jamás repetirlo.
El Dios que está en todas partes,
Ese Dios, no estaba allí.
Como aquello era el Infierno
No podía estar allí.
Allí quedaron tan sólo
Los que no podían huir.
Murieron clamando a gritos.
Y Dios no los quiso oír.
Mas verles sufrir, sí quiso.
Como Cristo, Abandonados,
Y en su Dignidad vejados,
Sufrieron hasta morir,
Ante un Dios, sordo y lejano,
Que parecía no oír
El Clamor que hasta Los Cielos
Se elevaba desde allí.
El Poder de las Tinieblas
Creó otro Getsemaní
En esta sufrida Tierra,
Pues todo el que viene a ella
Viene a sufrir y a morir
Hasta que Dios se lo lleva.
Y puesto que esto es así,
Saber quisiera una cosa:
Si está Dios con los que lloran,
¿Por qué Dios no estaba allí?
Si miramos hacia atrás,
Y hacia atrás mirar debemos,
¿Qué podrá importarnos ya
Cuánto, por justos, sufrieron
Los que en los Campos murieron,
Si gozando de Su Gloria
Ya están, con Dios, en Los Cielos?
¿Qué podrá importarnos ya
Cuánto, por justos, sufrieron,
Si con su Dolor volvieron
A redimir a este Mundo
De tan miserable escoria?
No miremos, no miremos,
Tan sólo cuánto sufrieron.
Miremos sólo, miremos
Que en la Eternidad ya entraron
Y a quienes los condenaron
Ya les condenó la Historia
Y jamás va a perdonarlos.
Para universal memoria,
Con su Juicio inapelable
Que a todos Justicia hace,
Ya les enjuició la Historia.
Unos y otros ya murieron.
Unos de muerte gloriosa.
Otros de muerte ominosa:
Según vivieron, murieron.
Que para cuantos murieron
Esta Vida se prolonga
En el Infierno o en La Gloria,
De acuerdo a cómo vivieron
Y a cuales fueron sus obras.