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Categoría: Recuerdos

Estancia: "La Eufemia"

El paraiso de mi niñez; hoy tuve la necesidad de hurgar en la memoria, mis mejores recuerdos guardados en el alma; son aquellos momentos de niña y adolescente que allí he vivído; por eso será que quedó grabado en mi interior, como si ahí hubiese nacido, y es que en esa etapa de mi vida, quedó una huella imborrable, la parte más importante de mi historia, que me trae  solo gratas instancias que han quedado selladas a fuego en mi corazón. 



Estancia "La Eufemia" para mi, parecía el paraiso terrenal, y con la mirada de una niña, le dí mucha importancia porque fue allí, que se cultivó mi alma infantil.



Ahí crecimos mi hermana y yo, junto a nuestra mamá, y vivimos los años más felices que una niña puede anhelar. 



La rutina de vivir en el campo, tiene sus ventajas, por ejemplo: no había electricidad, teníamos un generador eléctrico, que se encendía, cuando comenzaba el atardecer, entonces no dependiamos de vivir enfrascados frente a un televisor, o una computadora, nuestro tiempo lo dedicabamos a estudiar, leer por las tardes y jugar en el parque con hamacas de madera, tobogán de madera, trapecio para colgarnos, subibaja de madera y pasamanos. 



También algo que nos encantaba hacer a mi hermana y a mi, era,  ir a montar a caballo, ibamos por el camino lleno de árboles llamado: "Pío XII" hasta llegar a la playa privada de la estancia, ahí pasabamos en verano, casi todo el día jugando en el mar, después volvíamos a caballo a la estancia, que estaba a unos ocho km. de la costa.



Que años maravillosos viví en ese lugar, los mejores de toda mi vida. Ahora recordando mi pasado, puedo darme cuenta, que rápido pasó el tiempo, tiempo que desearía volver atrás.



En mi estadía por la estancia "La Eufemia", recuerdo a mis maestras, la sra. Martha Pérez y a la Hermana: Ana María.



 La maestra de bordado, la hermana Mercedes, una españolita divina, y está mal decirlo, pero yo era su alumna predilecta, aunque siempre fui un desastre para las clases de bordado, pero ella igual me quería muchisimo, porque la acompañaba a limpiar la Capilla de la estancia, y ahí, lustrabamos los copones de plata.



 También estaba la hermana Ramonita que hacía unos helados riquísimos.



 La hermana Aidee era la encargada de hacer quesos, que los ponía a estacionar en su cuartito especial para quesos, que rico.



  La hermana Hilda hacía unos exquisitos pan dulces y era la encargada de viajar para hacer trámites, manejaba su Falcon y a veces me llevaba a mi.



  La Madre Superiora: María Elena, hacía con las flores de lavanda, jabones y talco, que perfume más rico, y a ella había que pedirle su autorización, si teníamos que hacer algo o ir algún lugar en especial.



La hermosa Madre Eufemia, la más viejita y mimada de todas por mi, fue la fundadora de ese lugar; Ella fue hija única de un hacendado de mucho dinero, pero al fallecer su padre y quedar sola, decidió entregar su vida a los más necesitados, poniendo su estancia a disposición, edificando una inmensa vivienda que transformó en un pupilaje de niños, mientras sus padres o madres solteras, trabajaban; construyó dentro de esa estancia, escuela primaria, un museo y a 16 km. de ahí,  en un pueblito llamado:  Mechongué, edificó un colegio secundario, su nombre: Juan XXIII, lugar donde yo cursé la escuela secundaria.

 

A la Madre Eufemia la conocí, siendo ella ya muy viejita y para su edad, las ocupaciones eran menores, ella se encargaba de podar sus hermosos rosales, juntar higos maduros de la higuera y alimentar a las gallinas, a mi me encantaba acompañarla a podar las rosas, la Madre, juntaba los pétalos en su delantal marrón y de ahí, ibamos al gallinero a dárselo a las gallinas, mientras ellas comían, juntábamos los huevos de las gallinas, después de hacer ese recorrido, me despedía de ella con un gran beso y me encantaba apretarle sus mejillas, pues me causaba tanta ternura, que la trataba como si ella fuera esa abuelita que nunca tuve.



Tantos recuerdos hermosos viví en ese paraiso, aprendizajes tan sanos, que ya no se estilan, cosas tan lindas que jamás olvidaré mientras viva.

 

Horizontesazules

15/01/2019
Datos del Poema
  • Código: 382321
  • Fecha: 15 de Enero de 2019
  • Categoría: Recuerdos
  • Media: 10
  • Votos: 5
  • Envios: 0
  • Lecturas: 911
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: Horizontesazules
País: ArgentinaSexo: Femenino
Fecha de alta: 08 de Septiembre de 2018
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
Lopera
Lopera 23 de Enero de 2019

a leguas se nota, esa capacidad, que posees poeta, de redacción, no solamente de hilvanar versos, para construir un poema, si no otros géneros literarios, felicitaciones, si te lo propones puedes llegar lejos, tienes es don, un fuerte abrazo, mi querida amiga-lopera

FLUIDO PURPURA
FLUIDO PURPURA 16 de Enero de 2019

precioso recorrido por tu infancia horizontesazules, no pude evitar recordar mis estancias juveniles al leer las tuyas, la diferencia es que yo las viví en el mar, en una bella playa, 20 años tocando la arena y bañando en el mediterráneo, ufff, no sigo, me emociono tu relato, y me hiciste regresar al pasado, abrazos.

Carlos Caicedo
Carlos Caicedo 15 de Enero de 2019

La más viejita y mi mamá Felicidades por un excelente escrito una excelente narración recordar es vivir como dice el adagio que tengas un excelente día Felicidades por una gran Inspiración

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