En esta tarde imaginaria, de un mundo imaginario,
Un olvido señala un camino imaginario,
Que pone fin a nada;
En caminos de una sola piedra
En un siglo de desesperanza
Con avalanchas de una sola tristeza
De un mundo con reloj imaginario.
Una sobredosis de utopía, amanece entre ecos,
En un nuevo orden con vista nocturna,
Entre papeles que pasean a la voz
De puerta en puerta,
Amenizados por gritos
Que corren al galope tras los zapatos,
Y convierten en hábito,
Cada aterrizaje de emergencia,
Cada beso que muda su anhelada hoz
En soplos de una nublada tristeza.
En esta noche imaginaria, de un mundo imaginario,
Las lágrimas ondulan en su propia lluvia,
Con pequeñas frases, diminutas historias,
Que encuentran en la boca al silencio,
Que se desnuda y espera en esas horas vacías
Que las palabras de un amor imaginario
Improvisen una estación para pájaros.