Calla y besame

Cállate. No digas nada.
No quiero que se pierda este blando misterio.
Deja que el tiempo y los minutos
ahoguen las palabras y arda el deseo. Besame así. Despacio.
Que profundo tus ojos, dos silencios.
Tocados con un velo de caricias
tiñendo la blancura de mi carne,
con el oro rosado del incendio. ¡Que flexible tu boca!
Tiene a veces palpitación de ruego.
Es tan cálida, tan suave,
como una fruta bajo el sol madura,
o como el cálido rubor de un seno. Besame sí. Despacio.
Que tu lengua como una llama viva
alimente mis sueños y después,
en mi lánguido abandono sea brisa limpia
brillando en los jazmines de mi lecho. ¿Y me dices que es una amargura
en mis noches de soledad ansiosa tus recuerdos.
Pero no. Que el veneno me lo diste,
entre los opios tibios de tus besos. Así. Despacio.
Que mi cuerpo todo para tus labios sea,
un tibio estremecimiento.
Y que tu vida baje asta mi vida
bajo la muda encarnación, de un Beso.