Este hombre tan niño.

La taza de café humea
y el destino
quiere ser partícipe
de mis tristes claroscuros,
con la prisa asida
en el rigor de un camino
en una reversa
de pasados y futuros...
Y hay una gota
cuan crisálida humeante
que sacude el núcleo
de mi alma, ayer robada,
por ese calendario
de horas oscilantes
y este segundero
que no compra encrucijadas...
Esta lluvia
que no sabe de inclemencia
ni de banalidades
que supongan escrituras
estos grises
que invocan mis ausencias
y trasmutan felonías
sin traiciones ni locuras...
Esta taza de café
que llora humoradas
este grito que agiganta
la mar de hipocresías
este hombre tan niño
con lágrimas sin miradas
con sus dedos en los ojos
y tus manos...sin las mías!