A cabalango

Me enamoré temprano de tu bella

silueta de vastos valles.

Acomodando mis pasos al andar

cansino y lento de tus cauces.

Suave y cadenciosa melodía silva

la brisa tibia entre tus sierras.

Cuando en la noche bailan estrellas

fugaces sobre tus piedras.

Cierro mis ojos y desde lejos adivino

todos tus perfiles.

Las Hoyas, el Socavón y el Vado de

mis años juveniles.

He jugado como un inocente niño en

tus rojas aguas transparentes.

Descubriendo un mundo de formas y

colores en tus eternas corrientes.

He creído más en Dios al contemplar

la grandeza milenaria de tus rocas.

He creído más en el amor cuando bajo

tu luna se unieron nuestras bocas.

Muero por vivir así recostado sin tiempo,

en tus mansas riberas.

Sueño con morir aquí, en la paz infinita

de tus costas serenas.