Bardo en soledad, quién te infunde iniciativa
solo en tu habitación sin otra perspectiva
aúnas letras creando versos en momento,
de la musa es la creación, no del tormento.
El destino adyacente solamente tu ha visto
a pesar en ti el paralelismo es imprevisto.
En la tarde de cansancio has que aparezcan flores
como aparecen también ficticios amores.
Tú imaginación fluye como un lago río
y eres dueño absoluto del libre albedrío.
Un día al leerte alguien recordará sonriente,
a pesar del tiempo tu obra creerá reciente.
De tu musa dices, que solo Dios, es el dueño,
que te inspiró en alguna noche en un bello sueño,
Tú en humildad, no puedes ignorar éstas cosas,
qué tu adoración son las madres, que son rosas.
Del sublime sensación ofrendas canciones
Siempre extraes del alma las dulces sensaciones.
que tal vez en algún tiempo entonen serafines
los poemas olvidado en los viejos jardines.
El día del adiós quede en planta las flores
el vate ya dio la flor a sus amantes amores,
su perpetuo corazón a todas corresponde;
“amor te amo” desde la inmensidad les responde.
El señor de los fierros
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