Las gotas de pasión
embrujan mi cuerpo,
cansada tengo la ilusión
y en el alma el tormento.
Sufrí por lo que quería
mil y un infiernos,
corrí bajo los brazos
del dolor y del sufrimiento.
Sentí en mi corazón,
dentelladas ardientes
de furor y odio,
que pagaba con creces.
Perdí la llave de tu amor
el crepúsculo de mi cielo,
el árbol de mi ilusión,
perdí mi sueño eterno.
No soy jilguero que cante,
el alarde de un sueño,
sino una flor marchita,
cansado de sufrimiento.
No soy la gota de agua
que alegre sale del manantial,
sino un pobre desesperado,
al que la vida lo ha tratado mal.
No me quejo por ser cierto,
no me alardo de mi mal,
sino por tener pensamiento,
pensamiento y humanidad.
He bajado de la colina,
del alto monte por sendero,
se me ha clavado una espina,
dolor amargo y eterno.
Y no por ello vivo y muero,
si no por aquellos sueños,
que un día fueron ciertos
y que ahora solo sueños.