Ciudadanos de este mundo,
gente toda de la Tierra:
levantemos nuestras voces
para acabar con la guerra,
tomémonos de las manos
y unámonos como hermanos
para abatir las fronteras.
Que sea la voz de los pueblos
la que rompa las barreras
de sexo, color y raza
para que sea nuestra casa
bendita la Tierra entera.
Que el gobierno de este mundo
debe ser por nuestra cuenta
y no por la de ambiciosos
pólíticos sin conciencia.
Ciudadanos de mi mundo:
apaguemos las hogueras
del odio, dolor y muerte
que nos imponen ajenas
y mezquinas voluntades
que propician la ceguera
de la gente y de los pueblos
en una maniobra artera,
promoviendo intolerancia,
desconfianza, escepticismo,
en todos los corazones,
en aras del egoísmo,
la explotación, la miseria.
Ciudadanos de este mundo,
hermanos míos de la Tierra:
¡llenemos de Amor profundo
cada palmo de terreno,
sin límites ni fronteras!-
Eduardo Ritter Bonilla.
estimado Eduardo, muy verídico tu poema y comparto profundamente contigo tus inquietudes. Mi vocación fue siempre la cordialidad entre los humanos y quise hacer voluntariado pero la vida a veces no te deja, y ahora que podría porque mis cargas familiares me lo permitirían, mi salud no es muy buena y no podría hacer muchas cosas. A pesar de todo, unámonos todos para hacer un mundo mejor, cosa muy difícil porque la codicia ha corrompido todos los valores éticos. Un saludo. Lee mis poemas y verás que yo también me siento mal. Lucia