El penúltimo llanto

Siento en el corazón
en el alma
y en la misma razón
el dolor que encarnas.
No hay motivo para el cese
la vida se nos ofrece voraz
para sentirla como puñales
pero sin temor a flaquear
ya que Las heridas cicatrizan
y desaparecen, quedando
la doctrina aprendida
para un nuevo quebranto.
Las luces están encendidas
y no sabemos que pasaría
si al apagar la nuestra prendida
se oscurecerían también las amigas
y tal vez alguna estrella en el cielo.