Necesidad de un imperio de emociones,
es la altruista prestancia de mis divagaciones,
encontrándome con el dilema latente
de crear a mi forma y en mi mente alguien que sepa comprenderme.
Quizás solo tu que escondes tu mirada
cuando te hablo con matices efímeros,
comprendas la necesidad de la que hablo:
abrazar tu mundo de ámbar con arraigo.
Y dejare al tiempo en su entereza
que me haga reflexionar imperiosamente
sobre la cuna de emociones de aquel
tierno y bello desorden de mis amores.
Tan creído ha sido el mundo de sensaciones
que ascéticamente he olvidado
el simbolismo del amor fraternal,
que me falta y entorpece mis intenciones.
Y es así que,
divago entre abrazos sentidos de ausencia,
con la mente puesta en un nombre
que mi entereza como caballero
de libre ofrenda a mi cárcel.
Que por amarte sin sentido
no he necesitado tal presencia
pues en tu abrazo y el recuerdo
ha abortado el nacimiento.
¿Que hago?, bella flor blanca,
si mis semillas no fecundan
la necesidad de mi amor ardiente,
dime tu,
que hacer si entre espinas y rosas
sembré la ruina de mi vida.
Que por amor nacerá el nombre
aquel que vive en mis esperas
y mis deseos mas humanos.
Solo por amor, nunca por necesidad de emociones.