La muerte es lo que queda

Uno roza momentos de peligro
En cada esquina de farola muerta.
Apaga su boca y su cigarrillo
Sigue encendido en un motín de espera.
Uno se abraza al más sublime ultraje
Humillado, los pies bajo la tierra.
Y hasta nos sucede que uno se dice:
Pero la puta: ¿Esto valdrá la pena?
Uno se cree dueño de fantasmas
Hasta de cosas que no nos rodean
Y no ve cuando la pared se cae
En mil cuerpos como losa férrea.
Uno viaja caminos mareado
Sospechando de viejas borracheras
Hasta que se da cuenta en un instante
Que sólo fue resaca pasajera.
Uno ficha a los lados. Paranoia.
Temiendo que el enemigo ande cerca.
Pero en la sombra que no imaginamos
Sale un puñal y la paranoia era.
Uno desfila en un corso de farsa,
No se ven más caras, sólo caretas.
Ya no se distinguen a los amigos
Como antes fácil se distinguieran.
Uno muere su vida a cada rato
Pero resucitarla siempre intenta
Pero al fin y al cabo de algunos años
Uno ve que la muerte es lo que queda