¡Qué rico es ser guerrero!
cuando hay que serlo;
es como morir
en el verdadero laberinto
de la libertad.
Es como ser compañero
de los desvalidos,
es como amar a su Patria,
a la América defendida,
por los indios
que murieron sin esperanza,
como si la tierra
no hubiese sido
para siembras,
sino para cavar una tumba.
Qué rico es ser pobre
y no estar incluido
en el vil negociado,
ni ser gerente
de una gran empresa
y terminar pasmado,
con la mente lavada
en la sanguaza de los mártires.
Qué rico es ser panameño,
ahora dependiente,
ahora luchador para el futuro,
agobiado por una dictadura,
la dictadura de un demente,
que dejó raíces
que nos dañan,
que se usan ahora
por los mismos de siempre,
que permitió la intervención,
por lo que se forjará más segura,
la corriente que viene
y ese anhelo elocuente
de Libre Nación.