Gemidos insolentes
perturbaron mi sueño;
olores excitantes
penetraron mi mente,
haciéndome despertar
a la lujuria del oyente.
Fingiendo mi respiración
para hacerla tenue...
para poderlos escuchar,
disfrutando cada gemido
de placer naciente,
disfrutando cada respiro
de deseo creciente.
La imaginación
de mi mente perversa,
recreaba las escenas escuchadas;
sintiendo que era la dueña,
de ese cuerpo cubierto en llamas,
Las paredes murmuraban,
los deseos realizados en su alcoba,
mis sentidos reflejaban ls lujuria,
de mi cuerpo desnudo entre penumbras;
y mis manos recorrieron con malicia,
cada rincón de mi mente morbosa.
Y gemía al unísono de lo que oía,
Y explotaba en placer en cada embestida,
Pues imaginaba su cuerpo desnudo y fornido,
Recorriéndome centímetro a centímetro.
Y jadee con esmero,
agonizando por tanto placer,
hasta que de entre los muros,
se escuchó por ultima vez,
un grito seguido por el espasmo,
de haber vivido una entera
noche de placer