Llega el final de la fiesta.
Nunca se dijo que fuera para siempre...
La alegría se apaga
como el fuego de una hoguera.
Ya se calla la orquesta.
Atrás quedan los momentos
en los que no existe el dolor,
y tan sólo importa la gloria de ser.
Algunos se retiran resignados,
otros esperan detrás de los cortinados
el momento de ir a cobijarse
en expectantes brazos.
La despreocupación reina
mientras todo es risa, diversión, cantos,
burbujas de champán y tintineo de copas.
Pero al ir apagándose las luces
aparece la otra realidad
y se ven los defectos,
lo desagradable,
la tristeza de los seres,
esa tristeza que ocultaron
los gritos del alcohol
y que ahogaron la frivolidad
y los excesos.
Siempre hay que afrontar el final de la fiesta
cuando se consumen las velas de la madrugada.
Nidia E. NICOL
ROSARIO, ARGENTINA
esa tristeza que ocultaron los gritos del alcohol que ahogaron la frivolidad y sus excesos y la alegría se apaga como el fuego de una hoguera. una excelente poesía NADIA. en el festival de la vida existe la diversidad de caras de momentos en los que convivimos al pasar el tiempo . muy bien hermosos versos en un gran poema. que tengas un excelente día es un gusto mirarte