Era una grieta en el tiempo,
un paso tan solo,
una lluvia pertinaz aparece creando un arco iris desafiante
de esa fisura temporal salen dos figuras,
aparecen como por arte de magia,
o quizás una plegaria,
están aquí en nuestro tiempo,
en nuestro espacio
caminan muy despacio,
como si les costara respirar
investigan el paisaje,
la noche cae de improviso,
las figuras se extrañan de esa gran esfera amarilla sostenida en el cielo,
un sonido sordo sale de sus cuerpos,
es un infrasonido que aleja a los animales,
la noche y un paisaje lunar aparecen,
los seres detienen su sonido de improviso,
se crea un silencio primitivo,
arcaico
como si la muerte caminara por esos parajes,
los seres arrastran sus pasos,
van detrás de la vida de los animales
de sus órganos,
de sus humores
uno tras otro van muriendo,
desgarrados,
mutilados
convertidos en una masa sanguinolenta,
mientras es absorbida su esencia.
Sobre sus cabezas, una luna presagia más muertes
mientras la grieta se cierra lentamente,
dejando a sus nuevos forasteros nocturnos,
convertidos en reyes de las sombras.