El silencio es mi refugio
y la soledad mi morada,
mirad que paso de noche
con cautela y disimulo
y mis pasos no hacen ruido,
pero van dejando huella
luminosa en el sendero.
Yo no soy lobo del hombre
ni ladrón de propiedades,
no quiero nada del mundo
y sólo aprendo de la vida
lo necesario al humano
y de utilidad a futuro;
el corazón ya maduro
que, hoy, comienza a despertar.
No hay temor en mis palabras
ni, tampoco, desafío;
no pretendo transformar
los sapos en otra cosa:
cada quien tiene su tiempo
y su lugar ya señalado
y yo no juzgo ni condeno,
ni premio, ni soy premiado.
No son las leyes del mundo
las que limitan mis actos
ni la "gloria" de los hombres
la que ciega a mi mirada:
mantengo la vista limpia
dirigida a las alturas,
al Reino de las más puras
cosas, bellas y elevadas.
Yo no reconozco tiempo
ni edad en mi trayectoria,
no me pierdo en nimiedades
ni desperdicio los días
en fútiles alegrías
ni en estériles pesares;
Mi alma se ha vuelto flecha
y mi voluntad va, derecha,
a la verdadera Gloria,
entonando con euforia
el Cantar de los Cantares.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Domingo 01 de Noviembre del 2009.