Virgen gloriosa

Delicadeza en sus planas costillas
dándole el sol en su rostro querubín,
sus bellas palmas produciéndome caricias
y un beso alargado en su pecho muy sutil.
Virgen era la mujer de mi colchón
que hace mucho el poco lo alargaba,
gloriosa niña con piernas de algodon
que en crepúsculos bellos me rosaban.
Las pestañas sudaban por la entrega
que ficticio el entorno era ella,
virgen la nena y santa la encomienda
por tocar su piel de linda tela.
Gloria a Dios por verla caminar
y mas al sentarse su ombligo enseñar,
era tan hermosa mi virgen gloriosa
y ahora cual mano sera prodigiosa.
Se acabo el encanto de los viernes
escapando de todo ser y mundo,
solo guardo de aquella los bienes
de aprender a no amar a lo profundo