Debo ir a tu encuentro

Ojos serenos, verdes y tiernos,
transmiten templanza a raudales,
y tú quieres privarme de ellos
para sacar lo que siente mi alma.
¿Adónde te escondes? Dímelo,
quiero salir enseguida a buscarte
para contemplarlos un momento.
No me niegues, mi amor, ese deseo.
Ahora están llenos de lágrimas
del sufrir que escondes dentro;
las secaré con mis finas manos
para que no se enturbie tu mirada.
Son alegres, dulces y relucientes,
¡qué bellos son cuándo se aprecian!
Las esmeraldas pierden todo su valor
si se las compara con tus ojos.
¡Qué ciego está el que no los mira!
A mí me inmovilizan si los observo.
Los admiro tanto que me transportan.
¿Adónde te refugias? Debo ir a tu encuentro
Derecho de autor reservado