Era tal la carga
que la vida me puso encima,
que el vivir para mi era un tormento
y no morir pura melancolía.
Años y años sin saber aligerar mi carga,
años y años penándome estar viva,
años y años pesándome la vida,
aceptando con esfuerzo mi penosa existencia.
¡MILAGRO!, cuando menos me lo esperaba,
la carga empezó a disminuir,
y hoy ligera de equipaje,
me siento feliz.
La salida de mi calvario
no ha sido dejar de existir,
mi calvario se va desvaneciendo
como consecuencia:
de no dejar en ningún momento
de ser "FIEL A MI MISMA”.