Ha llegado ya el momento,
en que yo la necesito,
la busco en el infinito,
esperando hallar su aliento.
La busco a tientas, palpando,
por el calor que me aporta,
calor que a mí me conforta,
y que ahora le demando.
No la encuentro, no hay manera,
no alcanzo a notar su finura,
¿No será que por ventura,
se ha podido quedar fuera?
Por fin puedo y abro un ojo,
y la veo allí.al final,
con sonrisa maternal,
y en sus brazos me arrojo.
Noto ya su suavidad,
me entra el calor corporal,
feliz como un colegial,
sumido en su sensualidad.
Estando, por fin, contento,
sabiendo que no la he perdido,
el susto grande, sí ha sido,
pero disfruto el reencuentro.
Porque cuando todo falla,
y ya temes lo peor,
nada hay más aterrador,
que.no encontrar la toalla.