El tiempo nos deja huella,
lo mismo que una herida;
se esfuma como la centella,
cuando caer ya sin vida.
Asi es el tiempo perdido,
el cual no tiene regeso;
pues se va y deja olvido,
con la magia del proceso.
Aunque nuestro pensamiento,
quiera saber la verdad;
solo tendremos sufrimiento
y poquito de enfermedad.
Esta es la ley del destino,
tener que vivir con dolor;
asi formamos nuestro camino,
errantes vamos bajo el sol.
Solo nos brotan lagrimas,
al recordar de aquel ayer;
fueron muchas las espinas,
que hirieron nuestro ser.