Pasa el tiempo y sigues aquí,
eres el que no me abandona…
y aunque mis ojos no tengan esa capacidad
de poder ver tu bello rostro,
tus manos lastimadas por mi,
y tu piel iluminada con la luz de tu padre,
sé que mi cuerpo te siente a cada instante,
entrando por mis poros y sintiendo tu calor.
Eres ese fuego que transmite tu presencia ausente,
en donde tu espíritu llena mi vida,
y tu palabra es lámpara a mis pies,
y lumbrera mi camino, guiándome a la salvación.
en donde clavado en la cruz,
compraste con tu sangre mi vida,
y mi corazón te pertenece.
Para ti Jesús mío, toda la honra, honor y gloria,
Por lo que tú hiciste en mi.