A Joseph Merrick

A Joseph Merrick
Es cierto que mi forma es muy extraña,
pero culparme por ello es culpar a Dios;
si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo
me haría de modo que te gustase a ti.
Si yo fuera tan alto
que pudiese alcanzar el polo
o abarcar el océano con mis brazos,
pediría que se me midiese por mi alma,
porque la verdadera medida del hombre es su mente.
-Y si yo tuviera la fuerza inmensa de tu alma-
Sería un rey, sin vendas en mis ojos y parecido a lo más sensible.
-Y si yo te diera mi sonrisa y tú me dieras tu valentía-
Seria inmortal en el temporal del tiempo.
Miraría lo mágico de lo que tengo.
Sonreiría con la fuerza de mi corazón.
-Si pudiese percibir el aprecio que guardabas en tu alma-
Sé que sería feliz, pues tengo lo que te falto a ti.
Solo apariencia. Y tu inmortalmente tienes lo
Que jamás se pierde y que falta a todos.
Humildad, y el humanismo impresionante de tu esencia
Sutil y perdurable.
En memoria de Joseph Merrick.
24-06-2010