Gracia por la luz del lucero

Ni siquiera es de adolescente
este juego, inútil e intranscendente.
Mi pequeña, ahora te doy gracia,
por volverme casi a la infancia.
Acepté enteramente el desafío,
y te demostré que no soy flojo.
Antes tu retrato me quedé perplejo,
es por eso que mis versos te envío.
Creo que ya es suficiente mi Reina,
en mí, ya no es tiempo de desvarió,
meno, este juego de niño innecesario.
Pudiste enamorarme mujer lozana,
hasta nos dijimos; amor te quiero.
Gracia por la luz de tus ojos de lucero.