Se rompe mi alma en la trágica ausencia
cuando me ausento en el sueño,
En el vacío no nace brote de esperanza
tengo el constante vertical paciente;
en mis manos tengo pasión de fuego.
Muda es la sombra,
como los días de mi infancia.
De vez en cuando revela a mi corazón doliente,
acelera perturbado buscando razones luego.
El remolino vacío se eleva y se oye risa lejana.
tan distante como los años perdidos,
que nunca fue atada con cadenas.
El destino es para todos bien repartido.
Es lejano el cielo,
no se llega caminando de deprisa;
siempre difuso,
como la pintoresca marioneta.
En dolorida pena busco a la que ya se ha ido,
está en los cerezos que ya han florecido.
En tu vientre tiene raíz en mis sueños,
el llanto de nuestro niño nos despertó
en los labios de los dos hay una sonrisa,
la tuya yo vi muy bella,
y la mía despistada como fugaz estrella.
Con tu arrorró y canción de cuna
en susurró, vuelve a dormir de prisa.
Autor: Alcibíades Noceda Medina