El poeta estaba triste como nunca,
Su vida de gris se vistió de negro,
Mientras la noche caía apresurada
Y el viento sus sueños enjugaba.
Mucho tiempo había transcurrido,
Lágrimas, dolor y desconsuelo,
La vida sonreía a sus espaldas,
Ajena a la tristeza del poeta.
Un día feliz, Dios solo un día,
suplicaba en oraciones vespertinas,
quiero alcanzar la estrella mas lejana,
y mis manos se congelan al tocarla.
El amor fue mi compañero de por vida
los ideales me dieron su elegancia,
pero la vida me dejo afuera un día
y ahora lloro mi tristeza solariega.
Un día feliz, pedía al cielo
Mientras su garganta atormentada,
Desgarraba lágrimas inquietas,
En la dulce quietud de la mañana.
AUTOR: IVAN CARRASCO AKIYAMA /PSEUDÓNIMO: D_amadore