El origen de la vida
la respuesta ante el espejo,
una lagrima partida
que te va dando consejos.
El adiós a la rutina
el porque de los anhelos,
una rosa que marchita
y te muestra los inviernos.
Quizá un tiempo de alegría
una ráfaga de viento,
quizá un sueño que palpita
por llegar a ver el cielo.
Entre tanto el día a día
el aroma de los besos
una suave melodía
que se pierde en los deseos.
Y avanzar hacia la cima
con un pie anclado al suelo,
una meta que termina
con el llanto en terciopelo.
Voy viviendo tan aprisa
que se pierden los recuerdo,
ni traspasa mi camisa
el lenguaje de los dedos.
Ayer yo, hoy lo que digan
y mañana quizás un verso
una estrella de puntillas
que se cuelga al universo.
Quizás llore o quizá ría
o solo busque el silencio
y camine a la deriva
entre las olas del tiempo.
El lenguaje de la vida
que se mece sin criterio
y se baña en la saliva
de las dudas y los miedos.
Oigo a veces campanillas
y otras veces solo truenos,
y al postrarme de rodillas,
la mirada dejo en cueros.
Quiero ver la luz divina,
y saber del sentimiento,
porque mueren las sonrisas,
y se vuelven gris los sueños.
Quiero ver cual es la rima
el portal hacia lo etéreo,
que las nubes sean mi isla
el diván de mis anhelos.
Y la lluvia me acaricia
paseando por mi cuerpo,
nace en mí esta poesía
ante los ojos del cielo.
Tú que lates y respiras,
y nos miras sin recelo,
alma, corazón y vida
hasta tus manos entrego.
Por vivir la fantasía
y el lenguaje de los sueños,
dame tú la valentía
y la niñez que fue muriendo.