Ayer te dije adiós, y sin embargo,
no dejo de pensar porqué me dejas,
teniendo que beber el trago amargo,
de no saber muy bien, porqué te alejas.
¿Acaso te habré amad demasiado?
¿Acaso te ha extasiado mi cariño?
No se muy bien porqué, más como un niño,
hoy lloro sin saber porqué he llorado.
¡Ayer te dije adiós, y habré dejado
que se escapara el alma de mi vida
en esta ausencia cruel y desmedida!
Ayer te dije adiós, y, sin embargo,
estoy bebiendo el vino tan amargo,
de no saber porqué me has olvidado. (1999)