Doncella de Orleans, que batiste tús brazos cansados
cuando bebiste agua de aquel manantial, que aún te recuerda
en esas lides, cuando asediaban, los repugnantes verdugos
que sin misericordia, profanaron una casta mujer prerseguida.
La historia, sabe que eras una enviada del señor
pero unos malvados hombres, condenaron una justa causa
en aras de mostrar, que solo eras, una bruja intrusa
llevandote a una horrible muerte, sintiendo el deshonor
Jesus, fué el unico, que calmo su increible dolor
entre tanta ignominia, fué ella una gran martir revolucionaria
que con su espirítu alienta a su pueblo, para que sienta la gloria
y los miserables verdugos, reciban el sabor de su amor.
Cuán recuerdo maravilloso de esta princesa inmolada
desolada y triste, de fé inquebrantable y esperanzada
en aquellos creyentes, de tan magnificiente avanzada
en campos Franceses, donde quedo su perfume, cuando fué perpetuada.
Eres reflejo de una historia pasada, en medio de oscuridad desalmada
fuiste valuarte de indefectible aporte, a los buenos hombres,
perpetuaras entre valles y montañas, donde tuviste desastres
estando siempre en nuestros corazones, para la posteridad
como inmaculada y bella joven que te entregaste en santidad.