Había una vez v

Superadas las batallas
El reino celebraba
Mientras que al mismo tiempo la princesa mostraba
Un hermoso heredero, y la felicidad por todos lados ahora estalla
Ella no dejaría a su pequeño hijo
Y el no la dejaba partir…
Triste designio así misma se dijo
A este nuevo amor tendré que dejarlo ir…
y comenzó por deshacer en su mente aquel plan tan bien urdido
y sin prisa y sin gemidos
se quedó, aún queriéndose ir…
Y aquel príncipe tan querido
definitivamente pasó al olvido
sólo una carta entre sus joyas
le había quedado de él
ella nunca quiso abrirla
por temor de echar a correr…
así se fue poniendo amarilla
y nunca se la atrevió ella a leer. …
Pasó el tiempo y con los años
Su hermoso hijo ya era un gran muchacho
Amado y recibido con beneplácito
En el reino y en todos lados
Era el más joven embajador
De aquel recóndito reino acuático
Además era guapo y valiente
Y por supuesto era rico e inteligente
Donde iba,
sensación causaba enseguida
todas las princesas, en su vida
solo soñaban casarse con él algún día
su madre, siempre melancólica
pensaba…
que el en cualquier momento
se casaba
y sola y triste la dejaba…
ella solo suspiraba
mientras una lágrima imprudente
escapaba
resbalando presurosa por su cara
Y llegó un día
De celebración y de fiesta
Porque dos reinos se unirían
Para fortalecer sus fuerzas abrirían sus puertas
Un enlace sería anunciado
Un festín se celebraría
Y un novio y una novia, serían a todos presentados…
Ese festivo día
Serían de todos la envidia
(Era un matrimonio arreglado)
Pero de los reinos de los cuales ellos venían
Ambos eran los más deseados…
Sin embargo nuestra princesa estaba inquieta
Ante las visiones de un profeta:
“Una nube oscura
traerá una nueva vestidura
Cubierto de dolor y desengaño
el corazón de el extraño,
sólo quiere venganza
en esta noble alianza,
y utilizará la mordaza
la mentira y la farsa,
y sólo una noticia encerrada
deberá ser debelada
y así podrá salvarse esta morada
de tan cruel artimaña”