Háblame después...

Háblame después de recorrerme y en la bendita
ansiedad que mi cuerpo derrama a cada instante
esboza la amplitud del cuerpo que aún antes
se mueve al descontrol de lo que nadie le quita.
Háblame a la vera de esos caminos que son tan tuyos
y tan míos si los miras desde algún laberinto
donde el dolor se esparce y hasta parece distinto,
Y la marca de la vida me regocija en tus murmullos.
Y vuelve a recitar tus versos tam inmensos
de prosas acertadas y sonetos descubiertos
por esos duendes que aún en sus cielos yertos
recorren la amplitud donde no existen tus silencios.