La luz de mis dedos

Sólo la noche habita en esta muerte,
páramo hostil de ausencias y silencio.
Negra quietud de llantos y de cuervos
Sobrevolando el norte de los tiempos.
Danza mortal de sogas y de cuerpos,
en este umbral de miedo y calaveras.
Sólo la luz que escapa de mis dedos
muestra el final profundo de la espera.
Canto infernal de notas y gemidos
que va creciendo al borde de las almas.
Como escurriendo en lágrimas de olvido,
como muriendo al filo de la nada.