Haré de cuenta
como que no te he perdido,
porque estás ausente
en presencias imaginadas,
sobre la escalera
infinita
que lleva
al afán de mis cielos
y la pluma constante
de devenires inmediatos
y apacibles.
Estás, en cada olor
de esta casa,
y en cada solución mágica
que encuentras a cada momento.
Haré de cuenta
como que no te he perdido,
y dormirás conmigo
hasta el atardecer
sencillo de
un día cualquiera,
verterás tus flores
en mis jardines
presentes, sin dudarlo
siquiera.
Estás, en la ausencia
callada
de vigorosas acuarelas
que dibujan sinuosas
las marcas de tu partida.