Concubinato de cemento,
piedra maciza en oleadas de asfalto caliente,
un bodegón cercano, en cada esquina,
mesas de madera en forma de olvidos
con sus sillas mezcla de bohemia y de
simuladores.
El foro insalvable, de partidas añejas,
el as en la manga, el paño verde
de tantas bajezas humanas,
el café sigiloso de mil cuestiones
y el discutir afable
de la conversación de hace décadas...
El vidrio opacado, por la
simbiosis de un eterno transeunte,
la vigilia de la soledad
circunscripta en el tal vez
de algún amor alcoholizado,
los versos de Neruda,
la trilogía del destino,
los huevos de Walsh
el ocaso de un guerrero,
la mística lealtad del CHE,
los sacrílegos del alma,
las limosnas del párroco,
la puta costumbre del mentiroso
y la mentira de las putas señoras,
el marginal con sus zapatos,
el bebedor con sus licores,
el militar con sus enjundias
el montonero con sus ideas,
el Nano y su Penélope
el Maestro y su Contigo....
Concubinato de cemento,
pléyade inhumana de aracángeles
y falsas deidades...
Sumo menester, de una noche,
a la deriva.