Si mis lágrimas hablaran,
¡cuánto dirían lo que he llorado por ti!
Si mis penas te acariciaran,
¡cuántos secretos te contarían de mí!.
.que te quiero, que te amo, que te añoro, que apenas puedo vivir sin ti.
Pero qué más da, qué importa,
si morir de amor, hoy,
no es importante.
Hay quienes se ríen de los que sufrimos por amor;
pero es que algunos corazones son más fuertes, menos endebles, menos comprensivos, más egoístas.
Y los que quedan como el mío, sensibles, fieles, ávidos de amor, enamorados,
el tiempo los va olvidando, como se olvida todo,
poco a poco, en el más absoluto silencio.
Llegará el día en que ya no estaré;
me habré extinguido como alma en pena,
como alguien que nunca existió.
Y cuando mis lágrimas hablen, no entenderás,
cuando mis penas te acaricien, tú las confundirás,
con la misma brisa que me llevó y que, un día, te llevará
a donde nos lleva a todos… al olvido.
Porque no somos nada, tan solo un leve suspiro
que se volatilizará cuando la muerte chasquee los dedos.
Ni siquiera existiremos como vago recuerdo
porque ya no quedará nada, de nadie,
pues tú también te habrás ido
y, ninguno de los dos,
estaremos para recordarnos…